Ahora que entramos en esa época que nos pone nostálgico me he levantado de mi cama y me he puesto a pensar en el amor. Y saben qué como buena enamorada del amor me encontré como una de sus historia que sería injusto no compartir.
Tengo unos primos que están casados hace muchos años … de hecho se conocen desde que sus madres estaban embarazadas. En realidad mi primo-hermano es él, pero ella se convirtió en mi prima creo que desde que nací porque la recuerdo de siempre en mi vida.
Verlos amarse como quinceañeros teniendo ya sesenta años es mágico. Ver cómo él la mima, la trata como una diosa, evidenciar que todo lo que él quiere hacer lo quiere hacer con ella es increíble, es como si eso fuera exclusivo de ellos. Ellos son como la definición perfecta del amor verdadero y genuino.
A veces creo o mejor dicho evidencio que los amores del presente carecen de esas virtudes del amor del “antes”. Que bonito ver que alguien ama a otra persona toda su vida con la misma intensidad del primer día y aun incluso en medio de las tormentas mucho más. Creo que desde que tengo memoria, la mirada de él hacía ella es de dulzura, respeto, pasión y admiración; y ella lo besa y acaricia como si fuera aún esa adolescente con sensaciones nuevas por experimentar.
Que bonito es ver que existe el amor impecable, respetuoso, lleno de empatía y digno de contar. Creo que los amores de este periodo son “amores” que carecen que eso que significa amar a alguien de verdad por encima de todas las cosas. Ese dejar de incluso de comer porque otro coma o sacarte de tu boca un pedazo de pan para que otra persona se alimente o darle de tu sábana mientras duerme como un bebé para protegerlo o protegerla… Wow eso ya no existe del todo. Y aunque se que debemos amarnos a nosotros mismos más que cualquier cosa para poder amar a alguien más, se extrañan esos amores que están tatuados en la sangre de quienes nacieron para amarse para siempre como mis primos.
Que lastima que los amores de ahora sean tan cotidianos y carentes de magia, tanto que sin darse cuenta no se imaginan que ya ni siquiera son el fulano sapo de los cuentos que uno quiere besar para convertirlo en príncipe, porque un príncipe nace, no se hace, y aunque estemos acostumbrados a estos amores de este momento histórico, que bonito pensar en esos amores a la antigua que han sobrevivido a todos los cambios del amor a lo largo de la historia, yo lo veo como el fenómeno más irrepetible, como la cosa más bella que a alguien le puede suceder...
Pero bueno no me hagan caso, que solo les contaba más que una serie de Netflix, una historia de la vida real.
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Una eterna enamorada del amor