Hace algunos días vivi una experiencia que no se la deseo a nadie.
El sábado pasado como cada día me desperté lista para mis actividades y luego de haber pasado toda la mañana en la computadora decidí ir a mi clase de yoga. Antes de ir a yoga pase por el baño para colocarme mis lentes de contacto. Lentes que utilizaba solo de manera cosmética y no por una condición. Al ponerme los lentes sentí como si me hubiera caído limón en los ojos y por supuesto me los quite para limpiarlos, colocármelos de nuevo y marcharme a mi clase.
El sábado pasado como cada día me desperté lista para mis actividades y luego de haber pasado toda la mañana en la computadora decidí ir a mi clase de yoga. Antes de ir a yoga pase por el baño para colocarme mis lentes de contacto. Lentes que utilizaba solo de manera cosmética y no por una condición. Al ponerme los lentes sentí como si me hubiera caído limón en los ojos y por supuesto me los quite para limpiarlos, colocármelos de nuevo y marcharme a mi clase.
Al irme a mi clase sentí la vista borrosa, pero supuse que tendría que ver con el clima y nunca con lo que realmente pasaría horas más tarde. Ese día hice mi clase de yoga normal, de hecho que esa clase es una clase muy especial porque es de relajación y reestructuración. Al salir de la clase y montarme en mi auto seguía molestándome la sensación de "visión borrosa o nublada". Incluso pase por el supermercado y aunque no me sentía a mi cien por ciento realice mis compras y ya.
Al llegar a casa le dije inmediatamente a mi hermana a hija lo que me pasaba a lo que ambas pensaron que era pasajero al igual que yo. Luego de comer seguía la molestia y treinta minutos más tarde ya casi no podía mirar nada. Fue desesperante, sinceramente ha sido una de las peores cosas que me han pasado en la vida.
Pues si bien antes tuve cualquier alergia o conjuntivitis nada se comparaba a lo que sentía. Al estar ya en la emergencia del Bascom Palmer un hospital especializado en la vista la luz blanca no me permitía abrir mis ojos.
Para no seguir haciéndoles el cuento largo cuando me ve la primera enfermera me hace los exámenes de rutina y me mide la presión del ojo luego de colocar unas gotas de anestesia y yo no veía ningún tamaño de letra.
Horas más tarde el dolor era casi inaguantable del 1 al 10 (11) es decir sentía que me desmayaba del dolor literalmente. Era como agujas dentro de los ojos. La primera enfermera que me vio fue muy linda al igual que todo el personal que me recibió, pero a ella no la voy a olvidar porque aunque no se como luce porque no la pude ver escuche muy bien lo que me dijo en medio de mi crisis "tienes los ojos hermosos, no necesitas nada de Plástico que ponga en riesgo tu vista".
Y fueron sus palabras un llamado porque me encontraba en esa situación por vanidad. Por una vanidad que había alimentado desde hace mucho tiempo, pues utilice lentes de color como parte de mi Look y eso ocasiono un cansancio de mis ojos.
Cuando me vio el doctor de manera inteligente y respetuoso seguido de otros exámenes me dijo que el ojo de estaba protegiendo y por eso no lo podía abrir. Señalo que tenía raspadura de mis corneas y que como fue en la capa más superficial aunque había mucho dolor eso se regeneraría sólo. La única opción reposo absoluto, cerrar los ojos, dormir y cero anestesia para el dolor porque podía tener efectos secundarios.
El caso mi gente es que nunca en mi vida me había hecho tanto examen de la vista como hasta ahora y no había sentido dolor más indescriptible que este. Hoy desde la reflexión y a una semana de lo ocurrido aprendí la lección. Una lección que gracias a Dios se cuenta con un final feliz, pero que ha podido ser peor por mi irresponsabilidad a la hora de maltratar mi ojo con un cuerpo extraño tanto tiempo.
Yo pasaba interminables horas con los lentes color puestos. Dormía, iba a mis masajes, spinning y yoga con ellos ocasionando lentamente lo que me sucedió. Mi mami se puso brava conmigo porque no se cansaba de decirme que ella me había parido sana con unos ojos perfectos, bellos y si bien no eran verdes como los de mi papá eran color café y con los cuales había aprendido a leer y ver el mundo. He llorado, reflexionado y evolucionado, y saben que me siento con un peso menos de encima porque ahora estoy al desnudo con el espejo del alma limpio y claro. Los quiero mucho y rieguen la voz para que a nadie más le pase algo tan serio por algo tan superfluo.
Firma Carolina Sandoval la de los ojos marrones.