A veces veo los niveles de violencia alrededor del mundo y me quedo impactada. Ver cómo un problema no se puede resolver de manera civilizada, sino que finaliza en la muerte de alguien.
Cada noticiero con lo que empieza sus emisiones es con casos en donde matrimonios felices pasaron a ser enemigos y alguien muere, de hecho que la violencia al parecer no discrimina en clases sociales, razas o edades.
En una ocasión el asesinato de una chica que fue grabado y posteado en facebook y por supuesto se hizo viral me dejo asustada por el tipo de morbo al cual incluso el asesino le puso a su sangriento acto. Eran novios, pareja, vivían juntos y acabar todo con ese nivel de agresividad.
O también el asesinato de La Niña Yuliana en Colombia realizado por un arquitecto de la alta sociedad dejo al mundo con una profunda tristeza porque quién puede ensañarse de esa manera con un angelito que recién empezaba a soñar. Ya no sé si las películas se copian de la realidad o si la ficción se convierte en realidad. Y así cuentos de casos.
Ayer en un centro comercial en donde voy a menudo hubo un asesinato-suicidio y aún no me lo puedo ni creer ya que es un lugar calmado, tranquilo, en una parte de la ciudad que se caracteriza por ser un área bonita sin riesgos (supuestamente).
Todas las semanas mis hijas y yo vamos a Merrick Park a disfrutar de las clases de mi bebe y aprovechamos mi hija mayor y yo de comprar maquillaje o comer helados con otras amigas. De hecho que ayer en un lapso de tiempo, más o menos al mediodía me empezaron a entrar mensajes de mi hermana primero, de otras mamás, de todo el mundo, preguntándome si me encontraba bien y realmente me asuste cuando mi hermana que trabaja en un hospital me dijo lo que ocurría en el centro comercial donde me la paso.
Un chico que al parecer todos tenían como una persona de buen carácter y carismático se presentó en las instalaciones del gimnasio donde trabajaba y del cual había sido despedido con un arma abriendo fuego en contra de varias personas. Me quede muy impactada del grado de violencia, porque nada justifica el asesinato de alguien. Tantas personas que estuvieron en peligro, familias que se encontraban en el mall almorzando, madres que como yo acudimos a Gymboree a las clases de los bebés. Es como que si de verdad el mundo se estuviera acabando porque nada justifica la muerte violenta de otro ser.
Yo solo le pido a mi Dios que vea con ojos de piedad a cada rincón del mundo porque en Venezuela matan despiadadamente a estudiantes que siguen defendiendo sus ideales, en Siria el propio gobierno asesina niños y acá en Estados Unidos hemos sigo testigo de los asesinos en salas de cine, universidades, colegios que llegan con armas y disparan a todo lo que camine y pare usted de contar; de verdad si seguimos haciendo la lista no pararíamos.
Es insólito, no tengo palabras para seguir expresando mi angustia, porque soy madre de dos niñas una de 13 años y otra de 9 meses y este mundo al parecer está careciendo de valores, de compasión, de bondad y tolerancia; y aunque soy un poco soñadora y pienso que somos más los buenos que los malos no puedo tapar el sol con un dedo. Deseo de todo corazón que está miseria humana se acaba y que cada corazón sea tocado con la luz divina del todopoderoso y nos de sabiduría para lidiar con tanta realidad.