Un episodio que no podía faltar aquí en mi diario abierto, de hecho si no les hablaba de esto sería como omitir algo muy mío, muy personal, algo que también soy yo. Todos los que han pasado por algo así saben que es cómo estar metida en un túnel negro, oscuro o que está a punto de quedarse oscuro. Mi mayor miedo que se apague la luz.
Saben cuántas veces he sentido que se va a apagar a la luz. Es algo que si no has vivido no entenderás a plenitud. De verdad aún no logro saber qué lo genera, que hace que me ponga en ese estado. Puede ser una linda mañana rumbo al trabajo, sin estrés y nada allí explota el terrible pánico. Puedo estar feliz, puedo estar angustiada o puedo estar dormida y allí aparece mi enemigo silente. Y aunque me queda claro que solo yo puedo ayudarme es realmente imposible de presentir cuándo y qué detonará mis ataques de ansiedad.
Siempre he sido nerviosa, pero esto apareció formalmente cuando estaba a punto de descubrir que tenía cancer de tiroides. Tiemblan mis manos, se agita mi respiración, mis manos se ponen frías y siento que estoy mareada con ganas de gritarle al carro que esta a mi lado , siento ganas de llorar y de decirle que no puedo manejar y si me puede manejar el auto.
Es absurdo lo que siento, lo que mi cuerpo siente. Cuando se acaba el ataque? Pues cuando hablo con alguien de confianza o no, en realidad quien atienda el teléfono será mi agente de tranquilidad en ese instante...también cuando le digo a quienes llamo “mis pastillitas” ( cómo les llamo) qué me está pasando. Los saludo y en medio de sus palabras que para mí son como música, les digo “no me siento bien, acá estoy en lo mismo...mis ataques de pánico. Vale la pena resaltar que cuando me dan mis ataques de pánico es como si no fuera yo o por lo menos la Carolina que todos conocen desaparece, en ese instante que puede ocurrir bien en un avión que en una sala de una tienda con luz blanca o al lado de un aeropuerto aparece una niña indefensa y frágil.
Les podría contar las tantas veces que he parado en una sala de emergencia pesando que iba a morir, pero mejor no...es tan agotador porque el diagnóstico en todas las ocaciones era que producto del ataque de pánico me hiper-ventilaba. Recuerdo un concierto de Marc Anthony, estaba sentada con unos amigos en la cuarta o sexta fila en el American Airlines, y sentí al voltear hacia atrás que ese mar de gente se me venía encima, fue una sensación de ahogo que mi amigo hizo que mermara con algo de azúcar y sus palabras puntuales de protección, pero a la vez de alguien que quiere que me cure de todo esto.
Cómo les comento he estado manejando rumbo al trabajo y he estado a punto de regresarme a la casa, tanto así que en más de una ocasión lo hice y pedí que me llevaran. En un vuelo rumbo a Venezuela hace años le dije a un extraño que se hiciera cargo de mi hija porque me sentía mal. Me han pasado cosas referente a estos episodios que no sé cuales omitir o si acá caben todos.
Creo que lo más valioso de esto es que mientras sigo viviendo con esto y buscando las causas no paro de orar para que Dios me ayude es este camino. También las situaciones personales me llevan a esos estados de ansiedad, solo que cuando los he vivido por alguna discusión con un ser querido quisiera ver o sentir algo que me diga qué me pasa.
Y aunque no lo crean he leído tanto sobre este tema que como dice una amiga a veces es hasta peor tanta información. He llegado a pensar en hacerme una hipnosis, he llegado a no querer salir...tantas cosas. Mi sugerencia para todos aquellos que viven esto es que conversen, no se callen y siempre atentos con todos los sentidos abiertos. Hoy día tengo otra terapista y sé que con la ayuda de Dios podré canalizar esto que químicamente aflora en mi...un día sin pánico es un triunfo para mi.